¿Quien no ha dicho alguna vez?: “me duele el cuello, debo tener una
sobrecarga”... pero: ¿realmente sabemos lo que es una sobrecarga muscular? Y ¿por
qué se producen?... Bien, pues vamos a intentar aclarar un poco las cuestiones:
Primero hay que aclarar que no siempre que duele un
músculo existe una sobrecarga y viceversa: no siempre una sobrecarga produce
dolor muscular. Las agujetas o un edema también pueden dar dolor muscular,
incluso puede ser un signo de
enfermedades que afectan todo el cuerpo, como algunas infecciones (como la
gripe) y trastornos que afectan los tejidos conectivos en todo el cuerpo (como
el lupus). Una causa común de dolores y molestias musculares es la fibromialgia
(hablaremos de ella), una afección que involucra sensibilidad en los músculos y
tejido blando circundante, dificultades para dormir, fatiga y/o dolores de
cabeza.
¿Qué es?
La sobrecarga muscular podríamos afirmar que se produce por la repetición prolongada de un movimiento o trabajo
físicamente exigente que produce una sobreexcitación del músculo, de ahí que en
gente que trabaja manipulando y levantando pesos se le “sobrecarguen” los
hombros o los brazos, o en gente que trabaja mucho tiempo de pie refiera
sobrecarga en las caderas o piernas. Si el dolor comienza durante o justo después de la actividad su causa es obvia:
bien por exceso de trabajo, bien por mala biomecánica, se está produciendo una
sobrecarga muscular.
Es importante
que cuando suframos una sobrecarga acudamos a un especialista y no esperemos a
que esta empeore ya que puede propiciar el desarrollo una lesión más grave,
como roturas de fibras, tendinosis, fascitis, etc.
Cómo podemos evitar una
sobrecarga muscular?
Es aconsejable:
Si realizamos ejercicio, tener un plan de entrenamiento personalizado,
progresivo y controlado en el que se tengan en cuenta nuestras capacidades
físicas, y realizar un buen calentamiento previo a la práctica deportiva.
Además, llevar una dieta rica en fibras también ayuda a prevenir lesiones
musculares.
-
Si pasamos de pie mucho tiempo, debemos buscar un
“escalón” en el que ir apoyando alternativamente el pie izquierdo y el derecho,
y de este modo evitar tensiones excesivas en piernas y espalda.
- Si manipulamos y levantamos pesos, procurar realizarlo de modo ergonómico:
doblando las rodillas en lugar de inclinar la espalda, girar sobre nuestros
pies en lugar de sobre nuestra cintura, repartir el peso en los dos brazos por
igual, etc. y reforzarlo con estiramientos musculares específicos tanto antes,
como durante, como después del trabajo.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgj4YWt_mbnmcgy4MSKcH5IgK5O380dNi9u1GfmiAoi3jQQHdDEyvacIN-x1KErm8VOhIgCoiF8wDhYiqq2q-H9_Rro5pPMthd7uDy59PjRa134C3tr4O8rGEyxwgx9o0GVyWvzpz7sCLS1/s1600/hidratacion.jpg)
El calor
también relajará nuestros músculos, por lo que podemos aplicar mantas
eléctricas, bolsas térmicas o incluso un relajante baño, así como un ligero
auto-masaje de la zona.
Es interesante
puntualizar que el estrés y la tensión emocional (miedo, nerviosismo, …) también
pueden provocarnos una sobrecarga muscular (por la vía vegetativa del sistema
nervioso) y puede que incluso una vez desaparecido ese estrés la sobrecarga
continúe con nosotros. La liberación de adrenaina, noradrenalina, y de cortisol que provoca el estrés obliga a nuestro organismo a realizar un esfuerzo "extra" para equilibrarse, teniendo que utilizar para ello sus reservas energéticas (magnesio, oligoelementos, proteinas, etc.)
Una sobrecarga
es lo mismo que una contractura?
Sí y no.
Aunque en ambos
casos se trata de una fatiga muscular debido al sobre-esfuerzo, normalmente nos
referimos a la sobrecarga cuando ésta afecta a la mayor parte de la superficie
muscular o incluso a varios músculos, mientras que contractura se refiere a una
lesión más localizada: siendo una contracción involuntaria de fibras musculares
que hace que el aporte de sangre, y por tanto de oxígeno, a la zona se vea
disminuido, acarreando dolor por isquemia (falta de riego sanguineo), llegando
incluso a palparse un abultamiento en la zona afecta.
Remedios
naturales:
- Hacer una infusión de tomillo o de romero, se deja reposar unos minutos y se cuela. El agua infusionada se mezcla con arcilla, puede ser verde o roja (venta en herboristerías), hasta que tenga una densidad parecida a un puré o crema. Se aplica a la zona afectada directamente y caliente. Se deja unos 20 minutos y posteriormente limpiamos la zona y aplicamos algún tipo de pomada o aceite para hidratar la piel.
-
Ulmaria, harpagofito y
sauce: Tanto en infusión como en cápsula o en extracto. Estas
plantas medicinales ayudan a combatir la inflamación y el dolor.
-
Cardo mariano: Es un gran depurador del hígado, donde se reflejan los músculos según la
medicina china. Se prepara en infusión 100 g. de semillas en 1litro de agua, se
lleva a ebullición, reposar 15 minutos, tomar 3 veces al día. Evitar los
hipertensos.
Como decíamos antes, una mala alimentación puede llevarnos también a ser más propensos a los problemas musculares, en concreto una ingesta excesiva de alimentos ácidificantes (carnes rojas, azúcares, harinas refinadas, conservas, cafe,...) o poca ingesta de alimentos alcalinizantes (verduras, patatas, fruta, ... ), por lo que sería de gran importancia equilibrar la ingesta de ambos. También la falta de vitaminas y oligoelementos, asi como una vida sedentaria (menos oxigenación) disminuyen el metabolismo lo que contribuye a la acidificación. Por tanto, en caso de ser necesario un aporte extra, una suplementación, podríamos hacerlo con Calcio, Magnesio, Potasio, y Vitaminas del grupo B.
Para controlar los niveles de estress, que como deciamos también provocan sobrecargas musculares, podríamos suplementar mediante la taurina y la tirosina, además de los ya mencionados Magnesio y Vit. B, no obstante con una mejora de la alimentación podría ser suficiente.
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